En las lágrimas se asoman los ojos,
De una flor que vi crecer,
Y se despide hoy, sin siquiera saludar.
Recorre el mar en un suspiro,
El mismo que su amor vio respirar,
Y ahogarse en promesas.
Los viejos tiempos,
Ellos en que se estaba en otro mundo,
Dónde no conocíamos el veneno y la cura de la vida.
El golpe certero de la inocencia,
No sabíamos que la paz era más dura que la guerra,
Y provocó un adiós moribundo.
Traté de colorear la flor,
Que desató una melodía,
y no la pude controlar, me envolvió.
Agonizó mis sentidos,
Mis recuerdos, mi rutina,
Rompió las convenciones.
Era tan dulce como la miel por la mañana,
Tan bueno como el abrazo enbobado,
Como sentir un te quiero de tus labios.
La flor se ha marchitado, mientras yo sigo escribiendo,
Algunas líneas de algo que pasó,
Alguna vez,
dentro de la vida.-