Ha muerto el cómplice de nuestras miradas,
Ha sido abatido el mártir de nuestras conversaciones,
Ya no tiene sentido seguir ésta rutina,
Ésta batalla siempre estuvo perdida.
Ya no eres la juez de mis palabras,
Pero sigues siendo la verdugo de mis actos.
Haz desaparecido dibujante de mis caminos,
Pero ahora no entiendo lo qué persigo.
Han sido rotas las manecillas de mi reloj,
Se ha ido el tiempo sin tener el control.
Ya no eres la brújula de mis días,
Pero ahora me pierdo en los segundos.
Dejaste de ser la psicología de mi cabeza,
Escribir era la terapia perfecta.
Han sido despedidos los señores olvidos,
Fueron ascendidos los marginales recuerdos.
Parece ser que empezamos una nueva campaña,
Que se pierde un poco sin compañía,
Se cae cada tanto en los inviernos,
Pero ríe que de a poco va aprendiendo.
Se ha roto aquella vieja línea de tiempo,
Ya no se piensa en lo que fue,
No necesita lo que pudo ser,
Sólo vive, y sigue riendo.