Es la atemporalidad de momentos,
Supuesto prisionero de las horas,
Vaguedad del tiempo que encasilla.
Juro que con ella vivíamos momentos y no minutos,
Como si no fuera necesario conocerse,
Si no importase los lugares que dejé atrás.
Me hipnotizaba su mirada y no el reloj,
No avanzaron jamás los segundos,
No existía final en el ahora.
Me amarraba su elocuencia y no los días,
Pensar y querer eran almas gemelas,
Casi como reír y amar.
Sin tener que sumergirme en futuros,
Era ella, sabía que era ella,
Sin convenciones, ni espacios.
Escucharnos fue todo lo que quería,
Esencial para burlarnos del tiempo,
Suficiente para volverse adictivo.
Las grandes deficiencias de mi presente,
Nimias cuando estaba con ella,
Sin necesidades, ni proyección
Me dijeron que pasaron sólo semanas,
Pero con ella no pasaba tiempo,
Momentos eternos.
Momentos eternos.