Escribiendo de los caudales ocultos,
Del viento que corría por esos tiempos.
De cada palabra que sólo con una sonrisa se respondía,
Por momentos, sólo por nosotros entendida,
Los cálidos momentos.
De cada suspiro confianzudo,
Sin daños permanentes,
Los prejuicios a un lado.
Sin miedo a pensar,
Sin miedo a decir,
Eran sólo efectos secundarios.
Curioso del porvenir,
Ansioso del sentir,
Capcioso en las preguntas.
Hoy estamos aquí,
Esperando o viviendo,
De efectos secundarios.
No sé si se podrá volver a sentir,
Encontrar en medio de este caudal oculto,
Alguna brisa similar.
Sólo podemos prever,
A pesar de que el tiempo pase,
Siempre habrá respuesta a una mirada cómplice.
De la búsqueda sólo puedo decir,
Que no hay nada que ocupe el lugar,
Nada que se compare a ese andar.
Pasan las horas sin encontrar la brisa ideal,
Pasan los días, y qué más puedo esperar,
Los efectos secundarios son permanentes.
De efectos secundarios y corazones ni hablar,
Son con lo que hay que cargar,
De un modo u otro, con cada día, con cada segundo, con cada respiro.
Y sin duda, no es un martirio.