Las huellas seguían mis pasos sin mayores prejuicios,
Pandora le daba una oportunidad a su esperanza,
Quién podría saber si era una trampa,
O una anécdota más de este viaje.
Una hoja media rota y un lápiz a mal traer,
Unas palabras al viento y un paisaje ideal,
Unos clichés baratos y a vender,
O quizás unas cuantas verdades para incentivar.
Se escuchaban las voces del mar,
Quizás exigiéndole a Beethoven que vuelve a escuchar,
O sugiriéndome a mi que no me vuelva sordo,
Para escribir a cada tanto.
Unas montañas color sepia,
Kilómentros de caminata en arena,
Una centena de peces queriendo ser pescados,
Y unos pescadores esperando ser comidos.
En mi cabeza sonaba Violeta,
La misma Parra suicida,
Y me cuestionaba el talento perdido,
La cobardía o valentía, yo no lo haría.
Unos bichitos saltaban en momentos,
Y recordaba el efecto mariposa,
Pensaba en todos los fotogramas de mi vida,
La perfección del presente.
Era un viaje diferente,
Añoraba los tragos del ayer,
Que son los cuentos del hoy,
Recuerdos y más recuerdos.
El silencio se desordenaba entre mis memorias,
Mientras Pandora se reía con mis juegos,
Las palabras se agotaban en momentos,
Las risas las revivían por minutos.
De pronto me detuve sin razón,
Quizás por el miedo a seguir o por la poca convicción al partir,
Era una inconsecuencia del destino,
Un tibio saludo que recibo.
Aquí apareció Galeano y sus dudas,
Y esperaba que alguien me Des-dude,
Pero ésta vez Pandora tenía razón,
Ésta vez soy yo el que quiere seguir con el camino esperanzado.