sábado, 4 de diciembre de 2010

Conocí alguna vez a un viejo.

Es el retrato de una persona implacable,
Un ser admirable.
Tu sonrisa indispensable en el rostro,
Irradiaba alegría en mi hogar,
Alegraba mi que hacer diario.
Tu mirada sincera,
Lograba la confianza esperada,
Las enseñanzas deseadas.
La calvicie y las arrugas mostraban tu experiencia,
El esfuerzo entregado,
Los consejos diarios, la voz del pasado.
Tus manos vacías demostraban tu solidaridad,
El amor entregado,
La alegría expresada.
Tus pies cansados,
Mostraban tu caminar extenuante,
El cansancio de tu perseverancia.
Tus años sólo eran un dato más de una larga historia,
Plasmada en un cuento de fantasías,
De la cual pude ser parte.
Tus incontables amistades, de la cual sólo podía decir,
Que eras inexorable.
Hoy puedo decir, que la partida fue sólo algo inevitable,
La prosecución de una historia,
Ahora vista desde otra parte.
Sin duda el mes que ha pasado es algo difícil,
Asumirlo es aún más complicado,
Los recuerdo hoy son imborrable,
Agradecer está demás,
Hoy es el día en que puedo decir,
Que aprendí más de ti de lo que yo pensaba.

El retrato de una persona significativa,
De un ser de otro mundo,
Un capitán de familia,
Que vino a entregar más de lo que podía.
Y logro expresar que hoy soy el fruto de un viejo,
Que nació y vivió,
Del esfuerzo, la perseverancia, y el amor.

Hoy Abuelo. Siempre en mi corazón.