Casi sin aliento escribo la última palabra del día,
Un sorbo de una buena cebada señor, para hidratar.
La aguja del reloj sigue rodando,
Y yo sin verla la sigo vacilando.
Tomo otro sorbo,
Doy otra quemada al cigarrillo,
Y sigo escribiendo que esa no fue la última.
Esas manillas que giran tan rápido,
Me preguntaba si yo girara ¿avanzaría tan rápido?,
O quizás haría despertar al sol.
Risas caen sobre mis labios,
Risas sin saber la razón,
Quizás me burlo del maldito tiempo,
Que le he ganado en esta situación.
Este vaso ya está casi vacío, y yo que pensaba que era la última palabra,
Sírvame otro vaso que hoy pago,
Que el tiempo lo manejo yo.
Afuera ladra el perro sin motivos,
Seguramente el reloj lo tiene aturdido,
Que mal amigo ese.
Tic tac, tic tac, me resuena en la cabeza,
Me está molestando de nuevo,
Seguramente para él se hizo tarde,
Su horario está calculado.
Me tomo otro sorbo, y yo digo cuando termina,
Porque esta no es la última palabra,
Ni tampoco el último cigarrillo.
Veo de reojo el reloj,
Era hora de dormir.