lunes, 24 de octubre de 2011

El caracol llamado convicción

El caracol ha dejado los pies en la tierra,
Emprendió el viaje fuera de la sociedad sedada,
Se fue a ultramar a experimentar.
El bote ingrato no dejaba huellas,
No llevaba remos porque en sus manos no calzaban.
Se fue escapando del éxtasis de la sociedad,
Inmunda en ambición,
Cargada de egoísmo.
Se fue con la música de rebeldía,
Con el motor enrabiado,
Sin dinero en los bolsillos,
Y mugre en las manos.
El caracol llevaba una vida dura,
Llevaba cesante 6 meses,
Y había sufrido la discriminación en el trabajo.
Traía una piedra en los zapatos,
Y una hoja sin romper.
Busca sus nuevas alas en ultramar,
Sus nuevas leyes que cumplir.
El sol le retumba en los ojos,
Él lo disuade y se hace el tonto.
Hablamos del caracol que no saca sus cachos al sol,
Ese llamado convicción,
Que no se lleva en el orgullo,
El que si tiene razón,
Y el que se lleva en el corazón.