Cada año plantaba la misma semilla otoñal,
Una mirada para recordar.
Las hojas caían para dispersar,
La vida corría con un frío invernal.
La seriedad se plantó en sus ojos,
Con la esperanza de caer a la realidad.
Quizás encontrando un nuevo otoño,
O recogiendo un par de hojas para guardar.
La cebada no era un factor más,
Era el punto de inflección para la cosecha,
El material necesario para una sonrisa,
Pasajero oportuno del disfraz.
Cada segundo equivocado,
Seguramente distraído por el reloj equivocado.
El otoño confundido miraba hacia atrás,
Las sonrisas no querían avanzar.
Era la rutina otoñal,
Pero era un tiempo para cambiar,
No sabemos si por otra semilla,
Pero es lindo improvisar.
Era las hojas que había que limpiar,
Los escondites para poder verte.
La semillas de la próxima primavera,
Y dejar la anterior atrás.
Mientras el viento seguía siendo el color de la razón,
En este otoño que me mata,
Y aveces me habla de tu piel,
Un par de palabras manchadas.
Regálame una semilla de miradas,
Pétalos de palabras,
Un ramo de sonrisas,
Y una razón para mañana.