Amiga gravedad ven a cambiar roles conmigo,
Para darle a la hormiga laboriosa una mano solidaria.
Y es que la reina no se detiene,
Pide y pide, siendo la que más tiene.
Sincera primavera entrégame tus colores,
Quizás si te los pido de manera agradable,
El desierto florido sería constante,
Y tu mirada, inagotable.
Clarividente sol,
Dame unos rayos de ceguera,
Para ver un par de verdades,
El futuro sería clave.
Te cedo a ti, silenciosa luna,
La discreción de todo esto,
Quién mejor que tú guardando el secreto,
A quien adivine, le puedes ceder tu puesto.
Señoras emociones, les propongo un juego,
Ustedes se esconden a la cuenta de diez,
Me tardaré un poco en contar,
Y después yo las tendré que buscar.
Querido miedo que a veces todo lo quieres,
Dile a la hormiga que ya puede saber,
Que tú inventaste a su reina,
Sólo para tener un poco de fiesta.
Vida amada que sólo sabe vivir,
Te cuento que a mi me encanta existir.
Dame tiempo para decirle,
Hablaré con la hormiga para un consejo pedirle.
A usted señor lector le pido paciencia,
Sin ella el secreto se impacienta.
La locura de las letras,
Es la cordura de mi cabeza.
miércoles, 28 de mayo de 2014
jueves, 22 de mayo de 2014
El día que no sucedió
El día que no sucedió, mente dispersa que lo inventó.
Divagando en los libros viejos, escribiendo en los nuevos,
Algunas historias que no pasaron.
Aquel día que no te conocí, unos años antes de entenderte,
Lo que ya no soy, volvió para decirte lo que no me atrevía.
La valentía del recuerdo sólo hacía la ceguera invasiva,
Tu mirada parecía impenetrable a mis palabras.
La reciprocidad jugaba a la escondidas, mala suerte la mía,
Mientras que las letras no volaron con sentir.
Mis memorias eran más selectivas,
Veía tus ojos para no escribir temores.
Hacía frío, temblabas para pedir un abrazo,
Mientras yo me cansaba de pensarlos.
Hice menos de lo que quería, o tal vez más de lo que podía,
Pasado risueño del mes que no existió.
Sólo si hubiese escrito lo que callabas a momentos,
Probablemente nos estaríamos riendo,
De los momentos que no sucedieron,
Del cuánto esperé para verte.
Esperé a que las horas se burlaran de mi rutina,
Sólo para que las precauciones se vayan de tu vida.
Si no soñara en los días que no vivo,
Quizás podría esperar a estar contigo.
Divagando en los libros viejos, escribiendo en los nuevos,
Algunas historias que no pasaron.
Aquel día que no te conocí, unos años antes de entenderte,
Lo que ya no soy, volvió para decirte lo que no me atrevía.
La valentía del recuerdo sólo hacía la ceguera invasiva,
Tu mirada parecía impenetrable a mis palabras.
La reciprocidad jugaba a la escondidas, mala suerte la mía,
Mientras que las letras no volaron con sentir.
Mis memorias eran más selectivas,
Veía tus ojos para no escribir temores.
Hacía frío, temblabas para pedir un abrazo,
Mientras yo me cansaba de pensarlos.
Hice menos de lo que quería, o tal vez más de lo que podía,
Pasado risueño del mes que no existió.
Sólo si hubiese escrito lo que callabas a momentos,
Probablemente nos estaríamos riendo,
De los momentos que no sucedieron,
Del cuánto esperé para verte.
Esperé a que las horas se burlaran de mi rutina,
Sólo para que las precauciones se vayan de tu vida.
Si no soñara en los días que no vivo,
Quizás podría esperar a estar contigo.
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