Los días pasaban de pronto,
Sembraba plantaciones de miedos.
Cada tanto pescaba un par de sueños,
Para comer un par de convicciones.
Era una isla sociable,
A veces hablaba con mi memoria,
Otros días con mi alegría,
A veces con las penas.
Aún no era claro por qué llegué hasta aquí,
Quizás naufragué en la esperanza,
Mi inconsciente me dijo que se estrellaron mis impulsos,
O a veces pensaba que nadé entre las incoherencias.
La única certeza, era un sobreviviente,
Cada tanto reía con la suerte.
Todo era muy exigente,
Desde el sol a la luna,
Desde día hasta noche.
Nunca tuve mínima noción del tiempo,
El reloj del momento, la imaginación.
La creación de una estructura,
La idea más pura.
En las noches hablaba con el silencio,
A veces llegaba el frío a charlar.
Mientras el cielo soplaba estrellas,
Y dejaba cada fortaleza.
No existía nadie más como yo,
Más que mi mismo recordándome lo que soy.
A veces me miraba de frente,
Para que el cansancio no quisiese descansar.
Cada tanto tomaba un sorbo de propuestas,
Capaz salían metas a lograr.
A veces jugaba con las promesas,
Siempre me ganaba en las apuestas.
No existía nadie más como yo,
Pasaba los días recordándome lo que soy.
Y ésta isla no se detiene,
Habla mucho de lo que eres.
Cada quien tiene su isla mental,
Quizás la de algunos viene y va.
La mía está hoy pensando,
En qué estará la tuya mañana.